martes, 18 de octubre de 2011
Mi vecina
Marita tiene 34 años, separada dos veces y sin hijos. Es eléctrica, charlatana y le gusta hablar con quien quiera escucharla, aun en el ascensor, de sus fantasías sexuales; quizás un poco histérica.
Una tarde de domingo me quedé afuera al cerrarse la puerta del piso con el viento. Sin llaves, móvil, ni zapatos y en cueros. Golpeo la puerta de su piso y se asoma ella con un pantalón minúsculo y una blusa entreabierta.
- Hola guapo pasa que estoy semidesnuda.
- Por favor me dejas hacer una llamada a ver si mi hermana me trae la llave del piso?
- Si tío llama, apeteces un gin tónic tengo un Hendricks del mismo Londres
- dale mujer.
De fondo sonaba Tom Waits desgarrando "....time, time, time..."
Se inclinó para adelante para buscar la botella de gin dejandome en primer plano un trasero de lujo, al darse vuelta me pilla mirando sus nalgas que desbordaban de su micro pantalón.
- Lo siento pero tienes un culo precioso
- Toca chaval que esta duro, salgo a correr todas las tardes.
Mi mano cogió la redondez de su nalga mientras palpaba la dureza que era real, entonces cogí la otra nalga y deje que mis dedos, como al azar ingresen hasta tener contacto con la fina tela de sus braguitas.
Oye chaval para, que me pones a mil si me tocas ahí.
Sentado como estaba con las dos manos sujetando su culo la atraigo y meto la boca por el costado lamiendo el borde de su vulva depilada. Con una mano suelto el botón para sacarle el short y las bragas. Mientras mi boca se perdía entre su sexo, comencé a lamerle de arriba hacia abajo.
Marita se contorsionaba meneando su trasero. Puse la lengua en su culo y lentamente le introduje la punta de mi lengua mientras que con los dedos de la mano derecha le frotaba los labios y el clítoris inflamado.
"No te detengas, meteme la lengua en el culo, si, si no doy mas, meteme los dedos dios mío me corro oh oh"". Mi cara quedo empapada de sus jugos, esperé que cesaran sus espasmos mientras seguía con dos dedos en su vagina y con la otra mano frotando su clítoris. - " Me vas a matar, me vas a matar para un poco"
Se dio vuelta aflojando mi pantalón mientras mi polla se soltaba intentando salir de su encierro. Se recostó a mi lado en el sofá mientras introducía en su boca mi glande al tiempo que comenzó a mover la lengua de manera circular por toda la circunferencia. Por dios nunca antes había sentido esa sensación entera en mi polla.
Luego se sentó a horcajadas empalandose lentamente, mientras me chupaba la lengua hasta hacerme brotar las lágrimas. La levanté en vilo desde sus nalgas y me rodeó con sus piernas la cintura mientras la apoyaba en la pared bombeandola de una manera violenta. " Si si no pares no pares nooooo" al tiempo que sentía sus jugos correr por mis muslos le mandé mi descarga de semen quedando sentados en el piso mientras intentábamos recuperarnos.
- Estabas al alcance de la mano y nunca me follaste,es imperdonable.
Esa fue la primera de una larga historia de polvos increíbles a cualquier hora.
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