martes, 20 de diciembre de 2011


En el pueblo las navidades se festejaban visitando los belenes de los parientes y amigos y cantando  villancicos, esas mismas canciones que prolongados en el tiempo cantaban los abuelos a nuestros abuelos. Se recibía con pastas y refrescos a los niños, orujo, algún vino espeso y algunos bocadillos  a los grandes.

Gabriela era la madre del amigo de mi hermano, viuda a los 28, era una de las mujeres mas apetecibles  del pueblo.

Estábamos en su casa, era el atardecer y los crios bebian chocolate caliente.  
–Anda Xavi a ver si me das una mano que tengo que subir unas cajas al altillo.

Al altillo se subía afirmando una escalera a la pared posterior de la casona.

-        Mira que son pesadas, así que subo primero y tú me las alcanzas.
Subió unos cuantos escalones, cogí la primera caja  e iba subiendo apoyandola en los peldaños. Cuando levanté la vista ví por debajo de su vestido sus piernas morenas y sus nalgas torneadas y voluminosas, cubiertas por unas braguitas que poco sostenían de esa carne que parecía desbordar. Quedé fulminado y absorto en la contemplación de esa revelación, cuando sentí su grito.
-        Chaval que coños estas mirando niño pásame esa caja antes que se caiga.
-        Si Gabriela ya te la alcanzo.
Gabriela siguió subiendo hasta alcanzar el altillo, se introdujo mientras recibía las cajas que le alcanzaba. Cuando subí la última ingresé al altillo y ví que ella  ordenaba las cajas en un estante.

-        Eres un demonio chaval, así que me mirabas debajo de las faldas, que nunca viste unas bragas puestas?¿cuantos años tienes?, ahora bajamos los adornos de navidad y el belén.
-        Dieciseis. Dije balbuceando

No podía hablar, sentía mi cara ardiendo del rubor y lo único que atiné fue  abrazarla para pedirle disculpas por mi osadía, pero al hacerlo tropezó hacia atrás, cayendo ambos en un viejo colchón semienrollado. Mi cuerpo entre sus piernas y mi cara arriba de su par de tetas.
-        Que haces, pequeño degenerado, me agarró de los pelos con fuerza levantando mi cabeza, al tiempo que me cruzaba la cara de una cachetada.
-        Perdón Gabriela, tropecé.
-        Me tenía de los pelos  acercando mi cara a su escote. Así que quieres espiar a las mujeres, yo te voy a enseñar.
Puso mi cara entre sus dos pechos, al tiempo que soltaba unos botones de de su vestido. Yo no podía reaccionar, por un lado el dolor del tirón de mis cabellos, por el otro sentir mi cara, mi boca acariciando esa piel morena de sus pechos… empecé a desesperarme y comencé a besarle, buscando avidamente  sus pezones para succionarlos, buscando que alimentaran mi desazón, sintiendo como se  endurecían en mi boca.
-        Mira lo que me obligas a hacer chaval…
Siguió abriendo los botones de su vestido, mientras yo  intentaba abarcar su pecho con dos manos, succionando, buscando  la leche extinguida. Al llegar abajo con su mano tocó el frente de mi bragueta, desbotonando el pantalón, metiendo la mano hasta alcanzar la dureza de mi polla que latía.
Me tomó con una mano mientras que lentamente comenzó con un movimiento oscilante masturbándome profundamente, cambiando los movimientos. Luego comenzó a bajar mi cabeza que iba dejando un reguero de saliva en su piel, su ombligo… se bajó las braguitas y de pronto colocó mi cara entre sus pelos negros ensortijados.
Con la lengua chaval, saca la lengua, para arriba y abajo…. Si así….con la punta no con toda la lengua… si, seguí así… meteme un dedo… si … hasta el fondo, muevelo… no lo saques del todo…. por lo que mas quieras, así, mete otro dedo….ahhh como lo haces de bien chaval…
Estaba alucinado por el aroma de su sexo, nunca había olido nada que me hiciera sentir tan embriagado, tenía la lengua endurecida por el esfuerzo desacostumbrado. Dirigía mi lengua hacia su clítoris, la lamía como si en ello se fuera mi vida.
Sentía su coño empapado, levanté la vista y tenía los ojos cerrados mordiendo  su labio inferior, colorada la cara, jadeando.
Asi, asi… chaval… que bueno… no no cambies el ritmo… lame con un movimiento circular..si….asi….ahora lateralmente no aflojes la presión, no no pares… no te detengas… noooo.. mordía la palma de su mano derecha al tiempo que movia la pelvis dirigiendo sus movimientos con mi lengua. De pronto se detuvo, me agarró la cabeza subiendome y buscando mis labios, besandolos con deseperación… - abre mas la boca chaval, que hoy te voy a enseñar a besar bien, hoy te voy a enseñar como se porta un hombre. Me bajó con ambas manos el pantalón al tiempo que deslizaba sus manos por mis nalgas y se ponía en posición abriendo las piernas para que la penetrara, me atrajo hacia ella hasta sentirme en el fondo,  con ambas manos me subía y bajaba, moviendo las caderas de manera circular. Subía mi pelvis como intentando sacar mi polla del todo y con las piernas me atraía, con la mano mojada por sus propios jugos fue buscando mi ano y comenzó una caricia alrededor del orificio, yo estaba en la gloria, por arriba me besaba devorando mi lengua, el contacto de nuestros sexos en un movimiento perpetuo y su dedo que lentamente se introducía en mi ano, circularmente, hacia adentro, moviéndose mas adelante y diooooosss, mi cerebro discurría en borbotones dentro del sexo de ella que jadeaba y gritaba corriéndose en un chorro que mojaba mis muslos….

¡Me queréis explicar que coños pasa aquí!… 
la voz de mi madre, asomada al altillo, me hacía descender al séptimo infierno mientras intentábamos cubrir nuestras desnudeces.