El
espejo
Cuando era niña iba a la casa de mi tía Manuela a pasar la navidad y
luego me quedaba unos días de vacaciones. Tenía una prima que se llama Sofía, era cinco años mayor que yo y me gustaba estar
con ella ya que por su temperamento hacía que los días que pasaba en su casa eran inolvidables por que ella
siempre inventaba algo novedoso y entretenido.
La casa era grande y el lugar donde mas nos gustaba estar era el
dormitorio de mi tía. En realidad la casa pertenecía a la hermana la cual no se
la nombraba mucho en la familia ya que, decían, había hecho mucho dinero como
furcia – hasta mas grande no supe lo que
eso significaba- y luego se había metido a un convento dejando a su hermana una
casa art deco. Por lo tanto el dormitorio era grandioso, una cama muy grande
con baldaquino, unas estatuas de desnudos femeninos cubiertas con fundas “por inmorales” según mi tía y lo que mas me
gustaba era un espejo inmenso enfrentado
en la cama con un marco dorado, decían que eran panes repujados de oro, y un
cristal de un color ligeramente azulado, cuya luna era perfecta.
Solíamos pasar mucho tiempo
frente a ese espejo, en el ático habíamos descubierto unos baúles llenos de
ropa, cajas con sombreros todo de la los 20 o los 30 así que nos disfrazábamos,
bailábamos y hacíamos el tonto. Mi tía
que era una beata, decía por una promesa para que la hermana volviera a la
senda del bien, estaba afuera todas las
tardes; ocupada con las cofradías de la iglesia. Por lo tanto teníamos
unas cuatro horas de entera libertad para jugar acompañadas con dos niñas vecinas
más o menos de mi edad.
Fueron pasando los años y por supuesto fuimos creciendo, yo tenía doce
años y Sofía diecisiete, y ese año ella
ya tenía un novio y por supuesto que quedó atrás la época de los juegos ya que
durante las tardes aprovechaba la
ausencia de mi tía para que su novio viniera y se encerraban juntos en la
habitación de mi tía, por supuesto sin
permitir que pudiéramos entrar. Por lo tanto en ausencia de nuestra mentora Loli,
Tere y yo buscábamos la manera de
divertirnos.
Una tarde mientras correteábamos por el pasillo escuchamos
unos quejidos que salían de la habitación de mi tía, intentamos mirar
por el ojo de la cerradura, pero no se veía nada, así que arrimamos una silla, pusimos
encima una banqueta y ahí subí para poder mirar por el tragaluz. Lo primero que
vi fue el reflejo de la imagen de mi prima en el espejo, ahí estaba el novio
acostado con las piernas al borde de la cama y ella desnuda sentada encima de
él moviéndose de arriba abajo mientra se sujetaba las tetas con las manos, quedé
flipada con la imagen mis ojos clavados en el espejo veían que algo se
introducía entre la mata de pelos de Sofía, sentí como me ruborizaba y se me
secaban los labios, estaba tan distraída que no escuchaba los llamados de mis
amigas.
- Cuqui Cuqui que pasa que están haciendo
Sacudieron las patas de la banqueta me hicieron
perder el equilibrio y caí pegandome una ostia contra el piso, con un
golpe en el hombro y la cabeza. Se armó
tanto estruendo que las dos desaparecieron corriendo y riéndose a carcajadas
dejándome tirada en el piso.
Se abrió la puerta y Sofía asomó la cabeza.
-
que pasó, te hiciste daño?
-
Me duele la cabeza y el hombro.
-
Te lo tienes merecida, eres una guarra por
curiosear lo que no debes. Hala niña
vete a poner hielo en esa cabeza
Mientras estaba sentada en la cocina con una bolsa de hielo en la frente
me di cuenta que el ver la imagen reflejada de mi prima me había excitado
mucho; la recordaba y me volvía a ruborizar. En ese tiempo yo recién comenzaba a desarrollarme y apenas
tenía unos pelitos ahí abajo y unos bultitos debajo de los pezones de algo que
querían asomarse como tetas. Me acordaba
que desde arriba tenía una visión equidistante de la unión de los dos cuerpos
pero era el reflejo del espejo lo que me había excitado, iluminaba la escena,
la hacía mucho mas clara.
Un par de días mas tarde mientras me probaba una capelina frente al
espejo se asomó Sofía me arrojó a la cama y entre cosquillas y revolcones me preguntó
por qué la había espiado y que era lo que había visto.
-
Te vi follando con tu novio
-
Y como sabes que estaba follando?
-
No soy una niñata Sofía ya vi porno en el ordenador de mi hermano
-
Y a ti te lo hicieron?
-
No que soy muy niña.
-
Pero sabes bien que tienes todo para hacerlo.
-
No me llama la atención me parece asqueroso
-
Y nunca te tocaste el coñito
-
Intenté pero me arde mucho, una vez que corría con las piernas apretadas
tuve una sensación como que me desmayaba, que me gustó mucho, después intenté
reproducir esa sensación con mi mano
pero sólo logré que me doliera.
-
Y nunca te metiste nada?
-
Me duele cuando lo intento con un dedo, no
quiero pensar cuando te metan una polla, no! me da mucho asco.
-
Es que no sabes como se hace tía, deja que yo te
enseño!
Se levantó y volvió con un pote de crema, me bajó las bragas, metió los dedos y me la untó en el coño,
haciéndome pegar un salto por lo frío que estaba.
-
Bueno niña ahora te la voy a frotar, me tomó la mano y me hizo abrir los dedos
índice y el medio. Fíjate este bultito que tienes aquí no lo toques
directamente hasta que te acostumbres, fíjate que arriba y a los costados parece que hubiera un capuchón,
pones los dos dedos a los costados, aprietas un poco y lo mueves, ves como se
mueve, mira.
Abrió las piernas después de
quitarse las bragas se abrió los labios con una mano y con la otra puso los dos
dedos un poco por arriba del clítoris generando un movimiento hacia arriba y
abajo cubriendo y descubriendo la
cabecita.
-
Dale ahora te toca a ti
Me consternó la visión de su sexo abierto, nunca había visto de cerca un
coño y el de mi prima estaba lleno de pelos y tenía unos labios que
sobresalían.
Imité los movimientos con mi mano sintiendo como aumentaba de tamaño
entre mis dedos y notando poniéndose mas dura, al tiempo que sentía una
sensación agradable que me llenaba de calor las mejillas y los labios. Mientras yo seguía dale que dale con el
movimiento ella abrió mis labios y
introdujo la punta de su dedo en mi coñito, lo hizo suavemente parando
cuando tenía alguna resistencia, yo sentía que me dilataba en cada movimiento por que avanzaba cada vez mas con el dedo,
hasta tenerlo totalmente adentro. Estaba con los ojos semicerrados y de pronto
los abrí y me ví en el espejo, el rostro rubicundo, los labios rojos y en
primer plano mi coñito al cual acariciaba con mi mano y el dedo de Sofía que
entraba y salía, tuve un momento en que pense que se me detenía el corazón y
ahí mismo sentí una sensación como de hacerme pis y como de electricidad en mi
cabeza.
-
Esto es lo que se siente niña, ya lo aprenderás
y basta por ahora.
Pasaron los años y el recuerdo de esa situación me sirvió como fantasía
que me acompañó muchas veces cuando me masturbaba. Cuando cumplí 21 mi tía se murió, asistimos
al entierro y luego en la casa, mi prima Sofía me llevó a la habitación y me
dijo:
-
Quieres llevarte el espejo, a ella le gustaría
que tú lo tuvieras, sabía como te gustaba, voy a vender la casa así que llévate
lo que te plazca.
Hacía poco que yo vivía sola así que renté un camión de mudanzas y me
llevé los baúles de ropa antigua
Y así es como lo tengo en frente de mi cama, y no exagero al decir que toda
mi actividad sexual en mi casa ya sea sola o acompañada la hice con su reflejo,
y no hay mejor imagen de alguien que me tome ambas tetas con las manos mientras
te penetra por detrás y sientes esas manos ajenas en tus pechos y miras esa
polla que entra y sale dentro tuyo, acelerando los espasmos y los gritos.
O con las piernas abiertas separar los labios mientras con el vibrador
voy introduciendo en mi interior sintiendo y viendo como mis jugos salen de mi
coñito mientras me muerdo los labios, con una imagen que me lleva a otra mujer
que esta sintiendo lo mismo que yo en el mismo momento.