Mientras una de sus manos
aferraba mi pecho, con la otra recorría el costado de mi cuerpo desde mis
muslos hacia mi cadera. Su boca estaba en mi cuello mordisqueandome suavemente
todo el recorrido del relieve de mi músculo hacia arriba, hasta llegar
al lóbulo de mi oreja la cual comenzó a succionar. La piel de gallina se extendía
por todo mi cuerpo y hacía que mis pezones se pusieran duros intentando saltar
de mi sujetador, su mano se apoderó de
mi pezón haciéndolo girar entre sus dedos y produciendome una mezcla de dolor y
placer haciendo que mi vagina se pusiera
totalmente húmeda. Su boca no descansaba, estaba en el borde inferior de mi
nuca mordiendo y lamiendo. Con su mano derecha levantaba mi vestido largo hasta
tocarme las nalgas comenzó a apretarme
una luego otra acariciando con la punta de sus dedos el borde inferior de mis
nalgas. Me estremecí por las caricias, jadeaba pesadamente, intentaba darme la
vuelta para atrapar su boca entre mis labios pero me empujaba contra la pared manteniendo mis brazos en
alto. Me acarició encima de mis braguitas buscando mi sexo empapado, ladeando y
acariciando mi clítoris de manera circular mientras mis piernas se aflojaban
sin poder seguir de pie. Con un pie empujó para separarme las piernas mientras ladeaba mis braguitas para penetrarme profundamente con un dedo , mi visión
se nublaba, movía mi pelvis intentando que su dedo encontrara los puntos de
placer.
Quería bajar las manos para cogerle la polla, y de manera casi violenta
me subía los brazos y los apoyaba en la pared. Sentí la punta de su polla
intentando introducirse en mi coño, saqué un poco la cola para darle mas
espacio para su maniobra. Me la introdujo lentamente, sentir su grosor llenaba de lágrimas
mis ojos pero empujé para atrás para tenerlo completamente adentro. Se empezó a
mover sentía en cada embestida como me dilataba completamente, estaba
completamente llena por una polla descomunal que me arrancaba lágrimas en cada
embate. Comencé a correrme lentamente,
me apoyaba a la pared ofreciendo mi trasero y sus embestidas aumentaban, me
seguía corriendo respondía a sus movimientos moviendo hacia atrás y adelante mi
pelvis, me mordía los labios y comencé a gritar, me puso una mano en la boca para
callarme y mordí su palma mientras me corría, por dios me corría, no podía
parar, no terminaba nunca. De pronto sentí un chorro caliente dentro mío y se
quedó el tiempo suficiente hasta perder
su erección, luego se retiró. Se dio media vuelta y corriendo cruzó la calle, recompuse mi aspecto en el estacionamiento y
entré en la iglesia justo a tiempo para ver como Baltasar recibía a la novia,
mi mejor amiga en el altar.