jueves, 29 de noviembre de 2012


Sandy la tormenta perfecta
Aterrizamos con un tiempo de mierda con mucho viento y lluvia, sabíamos que llegaba un huracán que iba a ser fuerte  y que estaban todos en alerta. En el aeropuerto de la Guardia nos demoramos mucho, entre la descarga del avión y el estacionamiento en una zona de seguridad, no aconsejaban el uso de los hangares por el riesgo de colapso con la tormenta.
Salimos y ya no había taxis ni coches de alquiler, a gatas conseguimos que nos incluyeran en un autobús de una línea aérea.
El hotel de Manhatan sud era uno mas de la cadena Hilton con 12 pisos, me tocó ocupar una habitación en el tercero con vista al rio,  me dí una ducha y subí al restaurante del último piso.
Y el huracán se hizo presente mientras cenaba en el sky room. En un segundo se apagaron las luces, se encendieron las de emergencia y a continuación se sintió una explosión  que como en un bombardeo sacudió el edificio seguido por el sonido de la explosión de cristales. El viento  levantó  la estructura metálica  de una estación de servicio en  la esquina del hotel impactando y destruyendo los vidrios de toda la cara sur. Corrí a mi habitación por las escaleras e intenté recobrar mi equipaje que había quedado en la habitación. Al manotear  la puerta el viento la abrió  con violencia golpeándome en la frente y antes de perder el sentido, lo último que recuerdo mientras caía despedido hacia  atrás, es una catarata de viento, lluvia y trozos de cristal que me golpeaban.

Abrí los ojos, y una mirada azul con cabellera rubia me escrutaba haciéndome pensar por un instante  que me despertaba en el paraiso.  Me dolía la cabeza, y cualquier movimiento aumentaba la sensación de dolor. Estaba en un salón de conferencias encima de un colchón en el piso las luces de emergencia estaban encendidas y habían otros   4 colchones
-¿Que pasó?
-La peor tormenta de la historia de Nueva York, estamos aislados, el agua del rio lo cubre todo, aún tenemos las luces de emergencia, pero no creen poder rescatarnos, hay muertos y desaparecidos. ¿Como estás? Me tenias preocupada, tienes unos cortes en el pecho, te saqué los vidrios, tenias tres astillas incrustadas y sangraron un poco. Perdona pero te tuve que desnudar porque estabas completamente empapado y ensangrentado.
-         ¿Quien eres tú? Para querubín un poco mayor, para arcángel te falta la túnica y las alas.
-          Soy el gerente del hotel, La mayoría de los huéspedes se autoevacuaron,  quedan sólo 4 y con el personal que quedó somos 9.
      Todas las habitaciones del  ala sur están inutilizables, estan inundados los subsuelos y en el lobby el agua llega hasta los dos metros, hay un río que corre por los pasillos   sólo están habitables los últimos tres pisos. Si puedes tenerte en pie te llevo a una de las suites.
Me levanté con dificultad, sentía que la cabeza me explotaba y me detuve a vomitar antes de llegar a la escalera. Me tenía de la cintura yo me apoyaba en ella y lentamente subimos cuatro pisos, el agua bajaba por la escalera, era un arroyo de montaña. Las alfombras mojadas desprendían un olor a meada de gato. Llegamos a la suite, abrió la puerta y me ayudó a acostar.
-         Vengo a verte luego, debo fijarme como está el resto.
No recuerdo cuanto dormí pero abrí los ojos cuando sentí que se abría la puerta. Entraba empujando una mesita.
-         Hola como estás, dormiste casi 18 horas, no tuve el coraje de despertarte.
-         Con razón me muero de sed y hambre.
-         Pude rescatar algo de comida del shy room para hacer unos bocadillos, no tenemos mucha, estamos sin luz y el pronóstico es de lo peor. Manhattan y New Jersey están destruidas, del otro lado se ven los reflejos de un incendio, no hay comunicaciones. Es zona de desastre, no nos podrán rescatar. Por suerte tenemos  reserva de agua en los dispensers. A propósito me llamo Evelyn, se que te llamas Xavier y que eres Español, pudimos rescatar tu equipaje tienes algo de ropa seca..
-         Evelyn, que cara que tienes niña, no dormiste nada. Ven sientate que vamos a compartir los bocadillos.
Estaba desnudo así que me puse un cobertor encima y nos sentamos a comer en la mesa. Apenas podía mantener los ojos abiertos, cabeceaba y en un momento se quedó dormida. La tomé en brazos le quité la ropa dejándole sólo la ropa interior y la acosté en la cama.  Me levanté y me asomé a la ventana. El panorama era horroroso, el agua lo cubría todo, los coches estaban apilados, de los vehículos mas altos asomaba sólo el techo. Había escombros por todos lados, Casas completamente destruidas y el viento y la lluvia que no cesaban. Me puse un pijama, el frio arreciaba, Evelyn temblaba y castañeaba los dientes bajo el cobertor, busqué otras frazadas pero sólo encontré una sola. Abrí la puerta del pasillo y fui hasta el sector de mucamas, donde pude rescatar un par de frazadas extra. Me metí en la cama, y al sentir mi calor, sin despertar Evelyn se acurrucó conmigo.
Desperté al sentir que tenía una erección y notar que una mano me acariciaba lentamente, abrí los ojos y ví sus ojos llenos de lágrimas,:
-         Tengo miedo, que no podamos salir de esto, y preciso que me abraces, me hagas el amor, preciso sentirme protegida.
Le tomé la barbilla con la mano y le deposité un beso en los labios entreabiertos, y luego morreamos hasta sentir que tenía la mandibula desencajada.
Tomé entre las manos sus pechos pequeños y suavemente succione los pezones. Bajé la mano acaricindole por arriba del tanga. Su entrepierna estaba empapada, arqueó las caderas inivitandome a quitarselo. Su coñito estaba depilado, un estremecimiento recorrió su cuerpo cuando mi dédo del medio le rozó la vagina con los labios entreabieros, seguí hasta tocar el botón de su clítoris que se encontraba completamente duro,
Me deslicé por el interior de la sábana, bajando lentamente, lamiendo los bordes de su ombligo y sus ingles, Le pasé la lengua por fuera de su coñito lamiendo de arriba para abajo y rozando apenas la entrada de su ano, para volver por el otro lado, Movía la pelvis,   intentando que mi lengua se ocupara completamente de su sexo, pero prolongué ese juego lamiendo sólo los alrededores.
-         Por favor, por favor, no lo soporto,
Bajó la mano intentando tocarse pero se lo impedí  chupando uno a uno sus dedos mientras que con la otra mano la exploraba cada pliegue, cada oquedad en círculos Introduje mi dedo índice en su coñito logrando una explosión de sus jugos que salían a borbotones: puse mi boca cubriendo todo su clítoris mientras que con los labios aspiraba y  acariciaba, luego lo hice con la lengua, su gemido era interrumpido su pelvis se movía de manera convulsiva apretando su sexo contra mi boca.
-         Sigue sigue sigue así así no te detengas no ooooooooooooooh.
Me sacó suvemente la cabeza mientras subía para seguir comiendonos el morro. Me dio vuelta y bajó cogiendo mi polla con la boca. Y comenzó primero por el cabullo, primero los labios y luego la lengua, lamiendo en círculos metiéndose en la boca para luego seguir con la lengua. Mientras me masturbaba su lengua ascendía y descendía por el tronco, metió ambos testículos en su boca chupándolos suavemente mientras me pajeaba. Siguió bajando su lengua describía círculos en mi ano lamiendo y chupando mientras con la lengua intentaba penetrarme. La dí vuelta le puse una almohada en el vientre y por detrás le introduje tres dedos en su coño moviéndolos hasta casi sacar espuma.
-         Hijo de puta fóllame, fóllame que quiero tenerla adentro.
Se la metí mientras me movía para meterla y sacarla, usaba sus músculos para apretármela como una mano mientras se movía en vaivén y en círculos cada vez mas rápidos.
-         Diooooossss me corrrrrro, no te muevas, no te muevas.
Sentí un líquido caliente correr entre mis testículos mientras me corría con un chorro largo dentro de su coño.
Esa noche mientras Nueva York era literalmente arrasada por la tormenta nos hechamos 5 polvos apocalípticos, como si el mundo se acabara y no importara mas que nuestro placer.
A los dos días recién bajaron las aguas y en un vehículo de la guardia nacional aparecieron el marido y dos niños a buscarla. No hubo despedida sólo una mirada entre culpa y complicidad por haber sobrevivido al desastre de la mejor manera posible.