La primera vez (y no por eso la última)
No había
pasado de ahí, algunas tímidamente insinuaron el pulpejo, pero el macho cabrío
acomplejado no dejó nunca que fueran de ese límite. Otra mas audaz en los últimos movimientos orgonales
introdujo un dedo. Hubo un acto de rebelión y reprimendas por ese asalto a
traición. Pero nunca quise reconocer, hasta ahora, que ese pequeño contacto
literalmente me hizo explotar del gusto.
Liliana era
mayor que yo, Venezolana, un divorcio y una viudez sobre los hombros, hicieron
que a sus 38 años y sin hijos se dedicara a vivir intentando reponer los años
perdidos.
La conocí
en un viaje a Suecia, la tormenta de nieve había retrasado indefinidamente el
vuelo hasta cancelarlo, no había taxis disponibles así que luego de abordar un tren expreso
hacia el centro de Estocolmo, se sentó a mi lado y rápidamente entabló
conversación, el idioma nos aisló del resto, y con el aire de intimidad que te da el hablar tu
idioma ante los que no entiende hizo que en esos 30 minutos de viaje me
confesara su vida. Bajamos y se alojó en
el mismo hotel y quedamos para cenar en el restaurante en un par de horas..
Luego de
tomar la habitación, reportarme al comandante de vuelo, darme una ducha y cambiarme ya estaba presto a bajar al
comedor. Apareció con un vestido ceñido al cuerpo color café y mientras
tomábamos unos tragos decidió que debíamos cenar en su habitación, ya que había
un grupo de alemanes que vociferaban al lado nuestro.
A los minutos ya estábamos revolcándonos
arriba de la alfombra, no dejé que se quitara el vestido lo enrollé lentamente
por las piernas a la vez que con los dientes tiraba el tanga para abajo, y me
dedicaba a comerle el coñito. Con la lengua le pasé las letras del alfabeto por su clítoris. Creo que no llegué ni a la
jota ya que se corrió levantando la pelvis mientras le tomaba de las nalgas.
La dí vuelta y apoyando su cabezá en el sofá
la penetré por atrás, tirando de la tela del vestido para lograr mejores
embestidas, tenía un hermoso culo y la visión de mi polla entrando y saliendo
me enardecía, me mojé el dedo pulgar y lentamente le introduje en su ano
mientras estallaba en una sucesión de espasmos breves y múltiples. Se dio
vuelta y me montó moviéndose a una velocidad increíble hasta que nos corrimos
juntos. Se quedó arriba mío mientras intentábamos recuperar el resuello, con mi
polla dentro suyo mientras lentamente iba perdiendo la erección.
- La cena
está lista
- ¡Déjela
afuera por favor!
Se levantó
se puso el albornoz del hotel y metió la bandeja de comida en un carrito, la
decoración de la mesa era impecable rematada por un candelabro con tres velas.
Escanció el vino y sirvió la comida. Nos dábamos de comer en la boca y con la
boca, pasando el vino de una boca a otra.
De pronto luego de ponerse un hielo en la boca comenzó a pasarme la
lengua hacia abajo hasta tomar mi polla con la boca y jugar con el hielo
alrededor del capullo, luego se metió los testículos en la boca al tiempo que
me pajeaba y chupaba suavemente y siguió bajando lamiéndome el culo e
insinuando su lengua dentro del esfínter. Intenté detenerla, pero la sensación
era increíble y me dejé llevar, con la lengua sentía que me dilataba e
introducía primero la lengua y luego un dedo, después fueron dos y tres. Se
incorporó y agarró una de las velas se introdujo en el coño, luego lentamente sacó
los dedos e introdujo la vela y comenzó
a penetrarme metiendo y sacando mientras un aullido salía de mi garganta y le
inundaba de semen la boca que prestamente la engullía…
Hubo otras veces con otras mujeres, pero jamás con la habilidad y destreza de
Liliana.