Luz era amiga de mi ex, ella
tenía 20 años. Hermosa por donde se la mire, buena cola, voluminosa y parada,
no usaba sujetador por lo cual lucía unos pechos con unos pezones grandes siempre apuntando hacia arriba. Pelirroja,
ojos verdes y la cantidad suficiente de pecas para darle un aire angelical en
un cuerpo que era un verdadero infierno.
Cuando salían los viernes con
otro par de amigas, el aura que
irradiaba su andar, daba la sensación que sólo existía ella, y lo poco que
llevaba de ropa en su cuerpo imponía no poderle sacar los ojos de encima.
Un día mi ex me pasa el teléfono.
-
Luz quiere hablar contigo, quiere que le saques
fotos para un book.
-
Hola Luz te escucho
-
Xavi te pido un favor, tengo posibilidad de un
trabajo en publicidad pero tengo que enviar un book antes de fin de mes, ¿no me sacas las fotos
por favor? me cobran una fortuna por 40
fotos y en este momento y sin curro no tengo una pela.
-
Bueno veo que fin de semana estoy disponible,
hablo con Joan para ver si tiene libre el estudio esos días y te llamo, ¿vale?
Joan era mi profesor de fotografía y luego un eterno compañero de
juergas que suele prestarme su estudio para hacer algunas fotografías de
retratos, en algún momento me valió una
mención en un concurso. Siempre fui fotógrafo pero nunca pasé de aficionado.
Me cambió el favor por una botella verde de Johnnie Walker.
Un viernes a la tarde le digo a mi ex
-
Voy a hacerle las fotos a tu amiga, ¿vienes conmigo?
-
¡No tío! No soporto el tiempo que te tomas para
hacer una foto, estás dos horas preparando que los enfoques, que la luz, que el fondo, no conmigo no cuenten. Los
espero después que les tendré preparado
algo para la cena.
Entré al estudio, un viejo depósito
abandonado de una mueblería con dos niveles, casi la tercera parte estaba
ocupada por el estudio, y en el resto estaba el loft de Joan viejo solterón y
pirata. Como me había avisado que no iba a estar me dejó la llave de la
puerta lateral. Preparé las luces, monté las dos cámaras fijas, y ajusté los trípodes, les coloqué los cables de
disparo.
A los 20 minutos entró Carola, envuelta con el aroma embriagador de
Flower; traía un bolso grande y vestía una minifalda botas y un jersey inmenso
con colores y motivos andinos.
-
Traje todo para maquillarme, donde lo puedo
hacer
-
Espera que primero hacemos unas tomas así como
estás hasta lograr un clima y sin
maquillaje.
-
Pero mi piel se verá muy blanca.
-
No te hagas problema que con las luces y los filtros
le daremos una buena tonalidad y realce ¿te hicieron antes fotos en un estudio?
-
Nunca en un estudio.
-
Bueno tenemos que lograr un clima para relajarte,
ese es el primer paso, y la primera secuencia es para que te sientas cómoda con
la invasión de la cámara, así que vamos a pasar música para dar un poco de movimiento entre toma y
toma. Duke Ellington con Take the train
to comenzó a llenar el ambiente.
-
Si es para relajarse yo tengo algo mejor.
Abrió el bolso y sacó un porro finito, le prendió fuego inhalando profundamente
y me lo pasó. Le dije:
-
Ostia no se lo que va a salir de esta sesión de
fotos.
Primero hicimos una secuencia en
un taburete, luego en un diván, frente a un espejo, en una ventana con visillos.
Entró para cambiarse en un vestuario improvisado con cortinas que con
las luces que rodeaban el espejo del tocador,
su sombra se proyectaba en la cortina. Busqué rápidamente la cámara con película de alta sensibilidad y
comencé a sacar en secuencia mientras se
desvestía – sonaba Satin Doll_ y no se
si se dio cuenta que la veía pero lo iba haciendo al ritmo de la música. Confieso
que fue el strip tease más excitante que vi.
Luego de maquillarse un poco y ponerse un vestido de fiesta y unas
perlas hicimos una sesión en un sofá y otro arriba de una alfombra. Luego salió
con la cara lavada y con ropa interior muy grande.
-
Oye eso me recuerda a las que usaba mi abuela.
-
Espera que lo que viene después es mejor
Hasta ese momento todo fue muy profesional, estaba muy relajada, era
fotogénica por cualquier lado que le apuntase la cámara, las indicaciones que
le daba eran mínimas, comprendía rápidamente
lo que quería yo quería hacer.
Salió con un tanga hilo dental, un sujetador que dejaba la parte
superior de las areolas a la vista.
Comencé a sudar como un caballo, sentía que tenía taquicardia y ella no se dió
cuenta de mi erección a punto de
reventar en los jeans por estar
deslumbrada con la luz.
-
Trajiste un sacón de piel póntelo, que vamos a
hacer unas tomas sugerentes con las pieles.
La miré, casi jadeante y despacio le dije
-
Ahora quítate la parte de arriba.
Se paró y se quitó lentamente el
sujetador, gotas de sudor me rodaban por la espalda, me acerqué con la
cámara para tomarle unos primeros
planos.
-
Acuéstate boca abajo.
Su precioso culo liso y de carnes firmes se proyectaba hacia arriba, corregí
la luz para darle relieve e hice unas tomas en distintos planos y ángulos.
-
¿Te puedo bajar un poco el tanga?
-
No me contestó, pero arqueó la pelvis para
arriba, sin mirarme
Cogi las tiras a la altura de las caderas y las bajé lentamente, dejando
que el roce de mis dedos tuviera un buen contacto con su piel, la cual se erizó.
-
Me pusiste la carne de gallina, me dijo sin
volverse.
Bajé las tiras lo suficiente para enmarcar sus nalgas, tomé otras fotos,
la hice dar vuelta quedando con el sacón abierto, sus senos desnudos y el tanga
entre las rodillas con las piernas semi abiertas. - Yo temblaba, ya no podía disimular mi erección, ni mantener la cámara
fija -
Su vulva depilada dibujaba la
línea rosada y sinuosa de los labios, apenas insinuados. En un momento la senté
y le dije.
-
Acaríciate un poco para entreabrir tus labios.
Se llevó los dedos a la boca para humedecerlos con la lengua y luego
comenzó a acariciarse lentamente entreabriendo los labios al tiempo que se mordía la lengua.
-
Ven aquí majo que esto es aburrido, me dijo tomándome
de la camisa, mójame con tu boca, devórame el coño.
Me sumergí en su coño lamiendo, mordiendo, absorbiendo los labios sus
jugos y su clítoris. Su tanga aún entre sus rodillas estaba a la altura de mis hombros y comenzó a
mover las piernas atrayéndome hacia ella y mordí, lamí y succioné hasta quedarme sin
aire. El movimiento giratorio de su pelvis acomodaba mi lengua al ritmo y a los
puntos que más placer le daban hasta que estalló con una carcajada al tiempo
que me gritaba.
-
¡Si cabrón si!,
ahora dame esa polla, la quiero adentro, aplástame, perfórame.
Siguió corriéndose de manera continua, disminuían un poco las contracciones de su vagina en mi
polla para comenzar nuevamente. De un empujón se dio vuelta, poniéndose a
horcajadas arriba mío y moviéndose en
círculos mientras aullaba.
-
Pegame cabrón, castígame, déjame el culo violeta.
Le comencé a dar nalgadas, al principio suaves, pero no le contentaban,
se bajó, me puso de costado y me dio una
nalgada a mano abierta que me hizo soltar las lágrimas.
-
Así me gustan hijo de puta, comprendes, me gusta
que no pueda sentarme en una semana, ¿entendiste cabrón?
Se puso en cuatro patas y la penetré golpeando sus nalgas con el dorso
de los dedos aullaba de dolor.
-
Si así, así… -se corrió por tercera vez quedando
tendida boca abajo cabrón aún no te corriste ven aquí.
Puso mi polla en su boca y
comenzó a chupar mi polla de una manera que parecía que me la arrancaba, sentía
mucho mas dolor que placer, me ayude pajeándome un poco para disminuir la
sensación de dolor y me corrí en su boca.
Luego de ponernos en condiciones me abrazó y besó.
-
El porro me pone a mil, me hace hacer guarradas,
como me azotaste el culo, mañana estaré llena de cardenales.
Fuimos a mi piso, sentada en la mesa intentaba disimular el dolor que
sentía, me miraba descaradamente mientras se pasaba la lengua por los labios y sus piernas buscaban las mías bajo la
mesa….ella fue la causa de mi primer divorcio.
A la semana mientras tomábamos unas copas con Joan, me pasa un sobre y
me dijo.
-
Dime tu opinión.
Ahí estaba la secuencia mas completa de nuestra follada en una serie de
36 fotografías. Habíamos follado con todas las luces encendidas, y el guarro desde arriba se había hecho un
festín.
Aún las conservo.