martes, 10 de abril de 2012


Luz era amiga de mi  ex, ella tenía 20 años. Hermosa por donde se la mire, buena cola, voluminosa y parada, no usaba sujetador por lo cual lucía unos pechos con unos pezones grandes  siempre apuntando hacia arriba. Pelirroja, ojos verdes y la cantidad suficiente de pecas para darle un aire angelical en un cuerpo que  era un verdadero  infierno.

 Cuando salían los viernes con otro par de amigas,   el aura que irradiaba su andar, daba la sensación que sólo existía ella, y lo poco que llevaba de ropa en su cuerpo imponía no poderle sacar los ojos de encima.

Un día mi ex me pasa el teléfono.
-        Luz quiere hablar contigo, quiere que le saques fotos para un book.
-        Hola Luz te escucho
-        Xavi te pido un favor, tengo posibilidad de un trabajo en publicidad pero tengo que enviar un book  antes de fin de mes, ¿no me sacas las fotos por favor?  me cobran una fortuna por 40 fotos y en este momento y sin curro no tengo una pela.
-        Bueno veo que fin de semana estoy disponible, hablo con Joan para ver si tiene libre el estudio esos días y te llamo, ¿vale?

Joan era mi profesor de fotografía y luego un eterno compañero de juergas que suele prestarme su estudio para hacer algunas fotografías de retratos, en algún momento  me valió una mención en un concurso. Siempre fui fotógrafo pero nunca pasé de aficionado.
Me cambió el favor por una botella verde de Johnnie Walker.

Un viernes  a la tarde  le digo a mi ex
-        Voy a hacerle las fotos a tu amiga,  ¿vienes conmigo?
-        ¡No tío! No soporto el tiempo que te tomas para hacer una foto, estás dos horas preparando que los enfoques, que  la luz, que el fondo, no conmigo no cuenten. Los espero  después que les tendré preparado algo para la cena.

Entré al estudio,  un viejo depósito abandonado de una mueblería con dos niveles, casi la tercera parte estaba ocupada por el estudio, y en el resto  estaba el loft de Joan viejo solterón y pirata. Como me había avisado que no iba a estar me dejó la llave   de la puerta lateral. Preparé  las luces,  monté las dos cámaras fijas, y  ajusté los trípodes, les coloqué los cables de disparo.
A los 20 minutos entró Carola, envuelta con el aroma embriagador de Flower; traía un bolso grande y vestía una minifalda botas y un jersey inmenso con colores y motivos andinos.

-        Traje todo para maquillarme, donde lo puedo hacer
-        Espera que primero hacemos unas tomas así como estás hasta lograr un clima  y sin maquillaje.
-        Pero mi piel se verá muy blanca.
-        No te hagas problema que con las luces y los filtros le daremos una buena tonalidad y realce ¿te hicieron antes fotos en un estudio?
-        Nunca en un estudio.
-        Bueno tenemos que lograr un clima para relajarte, ese es el primer paso, y la primera secuencia es para que te sientas cómoda con la invasión de la cámara, así que vamos a pasar música  para dar un poco de movimiento entre toma y toma. Duke Ellington con  Take the train to  comenzó a llenar el ambiente.
-        Si es para relajarse yo tengo algo mejor.
Abrió el bolso y sacó un porro finito, le prendió fuego inhalando profundamente y me lo pasó. Le dije:
-        Ostia no se lo que va a salir de esta sesión de fotos.
Primero hicimos una secuencia  en un taburete, luego en un diván, frente a un espejo, en una ventana con visillos.
Entró para cambiarse en un vestuario improvisado con cortinas que con las luces que rodeaban el espejo del tocador,   su sombra se proyectaba en la cortina. Busqué rápidamente  la cámara con película de alta sensibilidad y comencé a sacar en secuencia  mientras se desvestía – sonaba  Satin Doll_ y no se si se dio cuenta que la veía pero lo iba haciendo al ritmo de la música. Confieso que fue el strip tease más excitante que vi.
Luego de maquillarse un poco y ponerse un vestido de fiesta y unas perlas hicimos una sesión en un sofá y otro arriba de una alfombra. Luego salió con la cara lavada y con ropa interior   muy grande.
-        Oye eso me recuerda a las que usaba mi abuela.
-        Espera que lo que viene después es mejor
Hasta ese momento todo fue muy profesional, estaba muy relajada, era fotogénica por cualquier lado que le apuntase la cámara, las indicaciones que le daba eran mínimas,  comprendía rápidamente lo que quería yo quería hacer.
Salió con un tanga hilo dental, un sujetador que dejaba la parte superior de las  areolas a la vista. Comencé a sudar como un caballo, sentía que tenía taquicardia y ella no se dió cuenta de mi erección  a punto de reventar en los jeans  por estar deslumbrada con la luz.
-        Trajiste un sacón de piel póntelo, que vamos a hacer unas tomas sugerentes con las pieles.
La miré, casi jadeante y despacio le dije
-        Ahora quítate la parte de arriba.
Se paró  y se quitó lentamente el sujetador, gotas de sudor me rodaban por la espalda, me acerqué con la cámara  para tomarle unos primeros planos.
-        Acuéstate boca abajo.
Su precioso culo liso y de carnes firmes se proyectaba hacia arriba, corregí la luz para darle relieve e hice unas  tomas en distintos planos y ángulos.
-        ¿Te puedo bajar un poco el tanga?
-        No me contestó, pero arqueó la pelvis para arriba, sin mirarme
Cogi las tiras a la altura de las caderas y las bajé lentamente, dejando que el roce de mis dedos tuviera un buen contacto con su piel, la cual se erizó.
-        Me pusiste la carne de gallina, me dijo sin volverse.

Bajé las tiras lo suficiente para enmarcar sus nalgas, tomé otras fotos, la hice dar vuelta quedando con el sacón abierto, sus senos desnudos y el tanga entre las rodillas con las piernas semi abiertas. - Yo temblaba, ya no podía  disimular mi erección, ni mantener la cámara fija -   
Su vulva depilada dibujaba  la línea rosada y sinuosa de los labios, apenas insinuados. En un momento la senté y le dije.
-        Acaríciate un poco para entreabrir tus labios.
Se llevó los dedos a la boca para humedecerlos con la lengua y luego comenzó a acariciarse lentamente entreabriendo los labios  al tiempo que se mordía la lengua.
-        Ven aquí majo que esto es aburrido, me dijo tomándome de la camisa, mójame con tu boca, devórame el coño.
Me sumergí en su coño lamiendo, mordiendo, absorbiendo los labios sus jugos y su clítoris. Su tanga aún entre sus rodillas  estaba a la altura de mis hombros y comenzó a mover las piernas atrayéndome hacia ella y  mordí, lamí y succioné hasta quedarme sin aire. El movimiento giratorio de su pelvis acomodaba mi lengua al ritmo y a los puntos que más placer le daban hasta que estalló con una carcajada al tiempo que me gritaba.
-        ¡Si cabrón si!,  ahora dame esa polla, la quiero adentro, aplástame, perfórame.
Siguió corriéndose de manera continua, disminuían  un poco las contracciones de su vagina en mi polla para comenzar nuevamente. De un empujón se dio vuelta, poniéndose a horcajadas arriba mío y  moviéndose en círculos mientras aullaba.
-        Pegame cabrón, castígame, déjame el culo violeta.
Le comencé a dar nalgadas, al principio suaves, pero no le contentaban, se bajó, me puso de costado  y me dio una nalgada a mano abierta que me hizo soltar las lágrimas.
-        Así me gustan hijo de puta, comprendes, me gusta que no pueda sentarme en una semana, ¿entendiste cabrón?
Se puso en cuatro patas y la penetré golpeando sus nalgas con el dorso de los dedos aullaba de dolor.
-        Si así, así… -se corrió por tercera vez quedando tendida boca abajo cabrón aún no te corriste ven aquí.
Puso mi polla en su boca  y comenzó a chupar mi polla de una manera que parecía que me la arrancaba, sentía mucho mas dolor que placer, me ayude pajeándome un poco para disminuir la sensación de dolor y me corrí en su boca.

Luego de ponernos en condiciones me abrazó y besó.
-        El porro me pone a mil, me hace hacer guarradas, como me azotaste el culo, mañana estaré llena de cardenales.

Fuimos a mi piso, sentada en la mesa intentaba disimular el dolor que sentía, me miraba descaradamente mientras se pasaba la lengua por  los labios y  sus piernas buscaban las mías bajo la mesa….ella fue la causa de mi primer divorcio.

A la semana mientras tomábamos unas copas con Joan, me pasa un sobre y me dijo.
-        Dime tu opinión.
Ahí estaba la secuencia mas completa de nuestra follada en una serie de 36 fotografías. Habíamos follado con todas las luces encendidas,  y el guarro desde arriba se había hecho un festín.
Aún las conservo.

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