Irene era la compañera de
trabajo que ocupaba la oficina en frente de mi escritorio, era la jefa de auditoría. Vestía totalmente asexuada y anodina, lo que no hacía fácil de adivinar su edad. Usaba unos anteojos de carey muy
grandes peinaba su pelo rojizo en un rodete, siempre blanca, los labios apenas
pintados y con un vestido por debajo de la rodilla y siempre con algún tipo de
prenda que disimulaba las formas de su cuerpo. Tímida, siempre mirando al piso difícilmente levantaba la mirada para socializar
con sus compañeros a los cuales mantenía una considerable distancia. No asistía
a las fiestas de la oficina ni a las salidas nocturnas que de tanto en tanto se
organizaban.
Un viernes de invierno
me quedé en la oficina, desbordado de trabajo para no
tener que llevarme nada a casa y pasar un fin de semana tranquilo, estaba solo
en la oficina con el personal de limpieza circulando por los pasillos.
Mientras ordenaba mis cosas
para irme se largó una tormenta de viento lluvia y rayos que hacían temblar el
edificio. Tenía que caminar casi 200 metros en el estacionamiento donde tenía el
auto y cansado de esperar que escampe corrí esa distancia llegando al auto completamente empapado, entré y rápidamente
se empañaron los cristales, mientras
esperaba que mejorara la visibilidad del
interior observo una figura que corría hacia mi, era Irene completamente mojada.
Irene entrá que te estas empapando!! Abre la puerta y me dice: “ te voy a mojar todo
el tapizado, el auto se me detuvo a tres cuadras, me quedé sin carga en el
móvil y volvía a pedir una grúa cuando me agarró la tormenta”.
La miré detenidamente ya que
la lluvia había obrado un milagro: el pelo suelto y mojado, la ropa pegada al
cuerpo como segunda piel insinuaban unos pezones oscuros en unas tetas que pugnaban salir de esa
blusa.
Luego de decirme donde vivía,
que era al otro extremo de la ciudad le dije. Si me permites pasar por casa, me
cambio de ropa que la tengo empapada, te secas un poco y te llevo porque con
este tiempo no podrás encontrar ningún taxi. Me hizo un gesto de asentimiento y
al responder con monosílabos los intentos de comunicación, subí el volumen del
reproductor y los próximos 20 minutos lo hicimos en silencio. Llegamos al piso métete
en la ducha que pillarás una congestión,
y dame tu ropa que la pongo en el secaropas, no te preocupes que tengo dos baños, le dí dos toallas gigantes mientras entraba al baño de
mi habitación. - Veo que tienes brandy puedo servirme una copa? - si, sírveme una a mi.
Me di una ducha rápida para
entrar en calor, me puse un albornoz, salí al dormitorio para coger ropa limpia. Por el
espejo la veo salir del otro baño envuelta en un toallón. Nos sentamos en la
sala y serví su copa vacía, “Uy me la
vacié de un trago, tenía mucho frío”. Al alcanzarle la copa observo una transformación, sus mejillas encendidas por el brandy, sus labios húmedos y rojos, con una gran
sonrisa y los ojos con un brillo desconocido.
Lograste lo que nadie, que me
sienta bien y contenta, me dice. - Yo no el brandy. Dime Irene porque actúas
con ese personaje tan distinto en la oficina?.
Es la única manera de parar
el acoso, me fui de dos trabajos por intentar ser yo misma y si no me acosaban
los jefes lo hacían mis compañeros.
Quieres llamar por teléfono
para avisar de tu demora?
No tengo a nadie a quien
rendir cuentas. Vivo sola aunque mi piso no es tan grande como el tuyo. Aquí
hay una mano femenina, vives con alguien?
No una señora que viene tres
veces por semana y me deja todo reluciente, yo no estoy mucho, llego tarde a dormir.
-No creo que duermas solo
-Yo tampoco de ti
-No dije que lo hiciera
-Yo tampoco.
Me incliné hacia ella
mientras le metía los dedos entre el pelo húmedo y tomándola de la nuca la
atraje para besarla.
-No sigas con eso, no me
hagas romper el voto de con nadie del trabajo.
La seguí acercando hasta
rozar sus labios con los míos, y mirando sus ojos color esmeralda le digo: tienes razón
no quiero ser la causa de tus fustraciones.
Se levantó como ofendida me
agarro la cabeza y me estampó un beso profundo y largo mientras retiraba la
toalla que le cubría el cuerpo.
-No sabes con quien te
metiste, pero esto te va a salir muy caro.
-Estoy dispuesto a pagar el
precio, le dije mientras agarraba con ambas manos las tetas y acercaba mi
lengua para pasarla por sus pezones. Me abrió el albornoz y agarró mi polla
delicadamente mientras se inclinaba para tomarla con la boca, paseo la lengua
de arriba hacia abajo mientras metía un testículo en su boca...
-adoro los hombres que tienen
los huevos juntos y no colgando. Nos deslizamos hacia la alfombra mientras
bajaba mi cabeza lentamente lamiéndole el ombligo, las ingles, metí la nariz en
su mata rala aspirando su esencia, baje con los labios tocando suavemente su
vulva, moví el labio inferior en su clítoris que asomó desde su capuchón, lo
aspiré suavemente y con la punta de la
lengua lo estimulaba; notaba el estremecimiento que esto le producía abriendo
mucho mas las piernas. Le pase la lengua suavemente al principio luego chupe
sus labios, metiendo mi lengua en su vagina y moviéndola lateralmente…”ven aquí
que me corro, méteme algo por favor”, le introduje dos dedos y los moví hacia
arriba y abajo, cogíó mi mano para aumentar el movimiento y empezó a mojarme la
mano, se corría al tiempo que soltaba un alarido, los espasmos no cedían y se
revolcaba de uno a otro lado mientras tiraba de mis cabellos para ponerme
arriba de ella. Le metí mi polla mientras seguía gritando no no no!! Intente
ahogar sus gritos con un beso sus espasmos eran continuos, los ojos estaban en
blanco, me dio vuelta y se puso a horcajadas mientras se movía con furia “hijo
de puta, hijo de puta noooooo”. Los gritos eran terribles, perdí la
concentración, quería hacerla callar, ella apoyada con sus manos en mis muñecas
seguía frotándose moviendo la pelvis de manera circular “ noooooo, hijo de puta
nooooo”…
De pronto unos golpes en la
puerta “ Pablo que pasa ahí, abrí la puerta o llamo a la policía” mi vecina del
piso de abajo una maruja solterona que se había prendido al timbre de mi puerta.
Nos
empezamos a reir, Irene se levantó desnuda y abrió la puerta “… nada señora la
estoy pasando muy bien, quiere ud. participar”
-Desvergonzados
voy a llamar a la policía…
-
Vaya a hacerse unas puñetas y aprenda lo que es gozar!!!
Esta
vieja me cortó en lo mejor. Ven niño que me voy a hacer cargo de ti, ven aquí
pobrecillo!!.
Y
se hizo cargo de mí toda la noche del viernes, el sábado hasta la tarde del
domingo, cuando se fue lo hizo porque ya no lograba ninguna respuesta de parte
mía que había quedado literalmente liquidado y sordo.
El
lunes a medio día me llegó un memo de traslado a otra sección y una nota
adherida a un clip metálico “Te dije que te iba a salir muy caro, así estoy
tranquila con mi conciencia y no pierdo la línea ante el resto besos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario