viernes, 10 de febrero de 2012


Silvia fue una relación de los 19 años, ella tenía 16, de padre italiano y del sur, me parecía que salía  con una hija de Otelo. El hermanito nos seguía a todas partes y  la pobre madre no tenía ni voz ni voto,  me imagino que en más de una oportunidad hubiera querido envenenarlo
.
Ambos teníamos las hormonas en ebullición y nuestras morreadas y frotadas en la puerta de su casa hacían que me volviera,  las noches que la veía, con un terrible dolor de  gónadas, y que ni siquiera se aliviaban con la cantidad de pajas dedicadas en su nombre.

Era increíble lo cachonda que era y si hubiera sido por ella follábamos en la cocina con los padres en la sala, no tenía recato, no usaba bragas y solía mostrarme su coñito sentada al lado de su padre, y en mas de una oportunidad cenando me frotaba la polla, poniéndome en situaciones incomodas  no podía levantarme de la mesa luego de cenar por lo empalmado que me encontraba. Solía pasarse la mano por su sexo y luego me hacía oler sus dedos o me los introducía dentro de la boca. Del cine nos corrieron 2 veces por exhibiciones obscenas.

Una noche inventó que se quedaba a dormir en la casa de una amiga que vivía a la vuelta de la casa de mis padres,  y aprovechamos una salida de los padres de la amiga para follar por primera vez detrás del sillón de la sala, con la amiga en la cocina mirando una película.  No fue una situación que merezca recordarse mucho ya que la desesperación que teníamos hizo el episodio mas doloroso que placentero para ella, pero a partir de ese momento buscábamos cualquier situación para echarnos unos polvos rapiditos y de parados, que por supuesto mejoraban con el tiempo. Le costaba comerme la polla, ya que decía que le producía arcadas y le encantaba que yo le comiera el coñito con  lo cual se corría en  unas cuantas veces.

En ese tiempo conducía el viejo Volkswagen un escarabajo modelo 69 de mi hermano mayor, y cuando podíamos sacarnos de encima al hermanito, nos servía de albergue para descargar nuestros mas bajos instintos. Le gustaba follar mas que respirar.

Para una semana santa,  la madre quería ir a visitar a sus padres que vivían en su pueblo, me invitaron a ir con ellos, como no pude ir el miércoles a la tarde, que viajaron todos, fui en el coche el jueves a la mañana.  Por supuesto, dormí en una habitación con el padre y el hermanito y todo el tiempo en la iglesia, que misas, que el vía crucis. Esas estancias en la iglesia y la vigilancia hacía que no hayamos podido estar solos ni un momento, y me arrepentí por haber ido a  eso que fue una verdadera  penitencia.

El domingo a la noche emprendimos el regreso, el padre eligió un camino secundario poco transitado y aceptó que Silvia viniera conmigo en el auto, por supuesto que no podía alejarme mucho y los seguía a una distancia prudencial. Ni bien salimos comenzó a agarrarme la polla haciéndome unas pajas que me volvían loco, se la metió en la boca, pero luego con el movimiento comenzó a tener arcadas. Con una mano le frotaba el coñito, se ponía cerca del borde de su asiento para que pudiera tener comodidad al acariciarlo tenía metidos dos dedos dentro suyo, pero la posición hacía difícil maniobrar con ambas cosas, hasta que llegó un momento que ambos nos pusimos como una moto.
-        No aguanto más quiero follar
Se levantó el vestido y se sentó arriba mío mirándo para adelante y mientras que con una mano ponía mi polla en posición, se sentaba logrando de primera una penetración profunda, luego no le importó nada, era igual si chocabamos volcábamos o lo que fuere, comenzó a mover la pelvis en un movimiento circular, de vaivén a ambos lados y hacia delante y atrás, ponía las manos sobre las mías para mantener el equilibrio, sentía sus jugos que me empapaban los bajos. La necesidad de mantener la concentración para conducir hacía que no fuera muy fácil  correrme, no sé el tiempo que duró la follada, ella  lanzaba grititos de placer al tiempo que se corría una y otra vez, y aproveché una recta para moverme a mi gusto haciendo que el auto fuera a los cabezazos y me corrí resoplando, conduciendo en zigzag de un lado para el otro. Por suerte no venía nadie es sentido contrario, sino hubiera sido un desastre. Quedó sentada sobre mí hasta que notó que mi polla fue perdiendo su dureza y recién se cambió al otro asiento, pocas veces vi una cara de satisfacción como la de aquella chavala esa noche. Se puso las bragas, apoyó la cabeza en mi hombro  y luego de un momento se quedó completamente dormida.
A medida que pasaba el tiempo el empaste que tenía ahí abajo fue secándose convirtiendose en un adhesivo entre mi polla, los pelos y mi pantalón, cada movimiento que hacía me producía la salida de un lagrimón, intenté acomodarme un poco y el dolor me hizo detener la maniobra, así que conduje los kilómetros que quedaba  intentando quedarme inmóvil.
Cuando llegamos a la puerta de su casa, no pude salir del coche y me despedí con un saludo con la mano a los padres que ya abrían la puerta, Silvia entró corriendo, mas tarde confesaría que los jugos se le corrían por las piernas.

8 comentarios:

  1. ostia Baron, si te para la guardia civil, no quiero saber como te ponen la multa, en tamaño A3 minimo jajajaja...y las explicaciones ni me las imagino!

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  2. Me encanta Red yo soy así de cachonda

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  3. Tienes que ser habil....y mucho.
    Pero yo hubiera parado el coche y punto.
    Y me la hubiera follado en condiciones.

    Despues, ya seria otro cantar (pero entretanto....... que te quiten lo bailao)

    Bssssss......

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  4. el problema era que el padre al no ver las luces hubiera dado la vuelta

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  5. Yo siempre en el asiento trasero....

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  6. Que gran mujer ¿no? suerte que tuviste de haberla conocido ;)

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